Silvina Ocampo
Sin embargo, la espontaneidad tiene sus riesgos: «Creo que uno se repite todo el tiempo y hay que evitar eso»… Lo dice una escritora que agotó la relación entre la infancia, la maldad y la culpa en casi todos sus cuentos; pero que fue evolucionando a nivel técnico y buscaba siempre nuevas entradas a los mismos conflictos, ¿está allí el secreto de su originalidad?
¿Cómo es posible escribir espontáneamente y no repetirse? ¿Cómo ser íntimo y no teatralizar la propia intimidad?
Ha de haber un compromiso. Para Silvina Ocampo ese compromiso lo reflejaba un consejo de su maestro de pintura, Roi: «cada vez que uno empezaba una obra, un cuadro, debía ser como la primera vez que uno pintara».
No es que Silvina Ocampo escribiera lo que le salía y punto. No. Pero siempre que lo volvía a escribir lo hacía como si fuera por primera vez. Ella consideraba que la corrección del texto era previa a la escritura del texto definitivo, no posterior como lo predicaba Flaubert: «lo mejor de Flaubert (dice ella, en discutible aseveración) son sus cartas».
Continúa Ocampo: «Uno adquiere la posibilidad de entregarse al arte con el trabajo y si sale, es porque la corrección la ha hecho antes, en otras cosas. Uno está practicando todo el tiempo un arte que ama».