Ricardo Piglia


        «Un cuento siempre cuenta dos historias», escribe Ricardo Piglia en su «Tesis del cuento». Este breve ensayo, que forma parte de su libro «Formas breves».
        En el cuento clásico, nos dice Piglia, de lo que se trata es de mostrar la historia visible y de esconder la historia secreta. La historia visible nos sirve entonces para ocultar la historia secreta, que aparecerá al final, generando un efecto de sorpresa en el lector. En este caso: «Los puntos de cruce son el fundamento de la construcción».
        Si la primera tesis es que el cuento son dos historias, la segunda es que «la historia secreta es la clave de la forma del cuento y de sus variantes».
        El relato moderno abandona el final sorpresivo, en el que la historia secreta se superpone a la historia visible. Ahora de lo que se trata es de jugar con la tensión de ambas historias, sin resolverlas. Como en el caso de los cuentos de Hemingway: «La historia secreta se construye con lo no dicho, con el sobreentendido y la alusión».
        En base a estas dos tesis, Piglia analiza a algunos autores fundamentales del cuento:
        Hemingway: Te contará al detalle la historia visible y dará por entendido que conoces la historia secreta.
        Kafka: Te contará la historia secreta con claridad y sencillez, y te contará la historia visible de forma enigmática y oscura.
        Borges: Su historia visible será un género y su historia secreta siempre será la misma; y la forma en que la historia secreta sea construida será el tema del cuento.
        En todo caso, nos dice Piglia: «El cuento se construye para hacer aparecer artificialmente algo que estaba oculto». Ahí radica, sea de una forma u otra, el reto de escribirlo; ahí está su efecto particular. Piglia cita a Rimbaud para sintetizar este pequeño ensayo: [el cuento es] «La visión instantánea que nos hace descubrir lo desconocido, no en una lejana terra incognita, sino en el corazón mismo de lo inmediato».