Nada



Entré a esta novela como entra su protagonista a Barcelona: a medianoche y con muchas ganas.
        Yo también estaba abrumado por el encanto que rodea esta obra de la que tanto había oído hablar. Y es curioso, pero conforme Andrea ve cómo se disuelve el encanto de esa Barcelona apenas mencionada, el encanto que rodeaba la novela antes de leerla fue desapareciendo. Y apareció otra cosa que no es encanto.
        Esta historia no es el conjunto de anécdotas de folletín que la rodea. Esta historia es el estado de ánimo de su protagonista, que además es una chica de pocas palabras.
        ¿Y por qué sigo leyendo?
          Por Andrea. Porque la forma en que Andrea mira ese mundo de historias dramáticas, exageradas e incluso innecesarias, es lo que les da sentido y mantiene el fuego encendido. Por su indiferencia, casi imperturbable, que nos obliga, como lectores, a fijar la mirada allí donde ella no la pone.
         Y porque ama a Ena, aunque no lo dice. 
        «Nada» de Carmen Laforet, ganadora de la primera edición del premio Nadal, en 1943, es una novela moderna, que somete al lector a buscar razones donde, al parecer, no hay nada.
        Gracias a @libreriaontheroad por la recomendación.