Nabokov sobre Joyce


En su libro «Curso de literatura europea», el escritor ruso Vladimir Nabokov dedica un capítulo al Ulises de James Joyce. En la introducción hace alarde de su originalidad con datos y apreciaciones pertinentes.
Por ejemplo, Joyce era un exiliado y para escribir la novela, a pesar de su memoria de delfín, utilizó dos documentos: una guía llamada Thorn’s Dublin Directory, muy recurrida por los profesores de literatura en Irlanda, y un ejemplar del periódico dublinés Evening Telegraph del 16 de junio de 1904 (día en el que transcurre la historia). Las noticias que Nabokov destaca, tal como la carrera de caballos Copa de Oro de Ascot, forman parte del contexto del día narrado por Joyce.
Estos rasgos de realismo enfermizo me recuerdan esa larga correspondencia que el autor sostiene con su hermano cuando está escribiendo Dublineses: no quiere alterar un detalle de esa ciudad paralizada.
Nabokov también habla de los personajes: Stephen, el joven erudito; Leopold Bloom, un publicista bastante pragmático; y la bella Molly, cantante, vulgar, promiscua. Nabokov no nos dice que todos tienen problemas para comunicar sus emociones, pero sí que los tres forman un arco.
La novela empieza con Stephen y su conflicto, no ha querido arrodillarse ante su madre agonizante y ahora ella está muerta; continúa con el protagonista, Leopold, que deambula por la ciudad, pensando que su mujer, Molly, va a engañarlo con otro hombre a las cinco de la tarde. Y finalmente Molly, que está a punto de dormir y delira en un emblemático soliloquio que se enciende porque su marido le pregunta si mañana le puede traer el desayuno a la cama. Ella le ha dicho que sí.
De esta forma, Joyce despliega el tema del libro: el pasado irremediable, el presente ridículo y trágico y el futuro patético.
Nabokov también sintetiza cada uno de los capítulos, siempre con un delicioso estilo provocador, en un texto útil para dialogar con este artefacto fascinante que es Ulises.