Movimiento único
de Diego Gándara

Reseña

En “Movimiento único” (Alfabia, 2007), primera novela del escritor argentino Diego Gándara (@diegandara), Santiago es un joven periodista cultural que vive en Ramos, un barrio de casas bajas y lluvia, como diría Calamaro, al oeste del distrito del Gran Buenos Aires. Santiago vive con sus padres y va y viene del centro de la capital, donde entrevista a escritores y gente del mundillo para diarios y revistas virtuales. 

Santiago es joven y melancólico. A veces comete la irreverencia de ir a entrevistar a los escritores sin leer sus novelas. No es el caso de su encuentro epistolar con Roberto Bolaño, escritor que acaba de ganar el premio Rómulo Gallegos. 

Las respuestas de Bolaño ponen a rodar la historia del joven periodista. 

El mundo, esa cosa acuosa que Santiago sabe que tendrá que enfrentar tarde o temprano, cobra la forma de un paisaje visto a través de la ventanilla de un tren por un escritor luminoso, curtido, como Roberto Bolaño; un tren que dista mucho del que lleva a Santiago de Ramos a Buenos Aires. Es esa proyección, el sueño de ser un día un escritor que viaja en ese tren a Blanes, lo que incita al protagonista a iniciar una búsqueda que lo convertirá en un amigo breve, aunque la amistad perdura más allá del tiempo, del recordado Bolaño. 

No es esa amistad, absolutamente reveladora, de Santiago con el autor de Detectives salvajes, ni la aparición de Pérez-Reverte, Vila-Matas, Rodrigo Fresán o del viejo dictador argentino venido a menos lo que más me interesó de la novela, sino la relación estrecha, bellísimamente representada, entre Santiago y sus padres, con los que vive casi hasta los treinta años. Una relación verdadera, nítida, llena de silencios y compasión, de distancia y abrazos infinitamente reparadores que me ha sumido en una melancolía deliciosa. 

Bolaño prende la chispa del movimiento, es verdad, pero es la elegía del padre la que lleva a Santiago a Europa; es el legado de amor el verdadero movimiento único.︎