Reseña de El celo de Sabina Urraca

Sesenta microcuentos de Argemí Costa | Reseña y lectura de relatos ︎
Lo que más me ha gustado de El celo es cómo la Humana recupera o encuentra su propia voz.
Desde el principio son los foros de internet, la gente, las compañeras del grupo de terapia, la Madre, la Abuela, el Abuelo, el Predicador y el narrador los que le dan oralidad a la historia. La historia, la que precisa la contratapa, es sencilla, pero el ruido —por momentos, río caudaloso de voces del pasado y del presente; por otros, laberinto estridente de cursivas y regulares, menstruación a raudales, maltratadores y maltratadas, innumerables comparaciones y magias diversas— revienta la trama y hay que dejarse arrastrar sin oponer resistencia como en una rave en medio del bosque.
Sin embargo, en las últimas cuarenta páginas, cuando las cuerdas vocales de la Humana, que es como Ariel sin voz en el reino de Eric en La Sirenita, vuelven a vibrar, la narración adquiere un poder insólito y una sinceridad tremenda; desde el noveno capítulo en adelante, no sobran ni las comparaciones ni la sangre ni las cursivas ni todo el amor confesional de la primera persona que irrumpe a escasos siete párrafos del final, ante un lector (yo) entregado del todo.
El celo es la historia de una mujer que busca a su perra perdida como el héroe busca el vellocino de oro y se encuentra volviendo a casa, o mejor dicho en la hermosa advertencia de Bellatín, citada por la narradora: «Para obtener un can sagrado hay que emprender largos viajes».︎
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