Edgar Allan Poe


Los relatos de Edgar Allan Poe tienen algunos rasgos comunes: intensidad, terror y símbolo. No faltan ni sobran palabras. Es efectivo y trabaja en base a una consigna clara: la belleza es un efecto. Y el relato, tal como lo hace el poema, aunque en distinta forma, debe generar un cambio en el lector. Además, Poe es simbolista. Lejos de entrar en el terreno de la introspección, simboliza el mundo externo para manifestar el alma. Sus personajes no descienden al pozo de sus emociones, ellos bajan escaleras.
        Poe fue el primer escritor que decidió vivir de escribir. Por supuesto, se llevó más de un chasco y no tuvo una vida particularmente fácil, pero sentó un precedente al convertir la escritura en profesión.
        Decía Borges que Poe se sentía principalmente un poeta, a pesar de que como poeta haya devenido más en una imagen que en buena poesía. En definitiva, fueron sus relatos (objetos residuales para el bostoniano)los que cambiaron para siempre la literatura.
        En la literatura de Poe hay una vocación inmensa por renovar la forma de contar las historias y hay también una neurosis. Hay algo que proviene del fondo del escritor y tiñe todo su legado, un terror, una inquietud, una oscuridad maravillosa, que, a pesar del paso de los años, sigue despertando un efecto en nosotros y su belleza se mantiene intacta.