Doris Lessing




El desapego es una manera de quererte de Selva Almada | Reseña y lectura de fragmentos ︎

«Yo nunca pensé que la vida fuera hermosa», le dijo Doris Lessing a Rosa Montero en el final de una entrevista, en su casa, 1997, sentada en un puf, con setenta y ocho años. Luego se dejó tomar fotos para el reportaje del País, renegando y riendo: «estoy gordísima».

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Doris Lessing nació en Persia, hoy Irán.
Su padre combatió en la Primera Guerra Mundial y luego ya no pudo vivir en Inglaterra. Le parecía muy «estrecha de miras». Por eso lo destacaron a Persia.

El padre de Doris había perdido una pierna en la guerra y cobraba una miserable pensión de cinco mil libras, pero era un romántico aventurero.

La infancia de la escritora discurrió entre la ciudad natal, Teherán, Inglaterra y finalmente Rodhesia, hoy Zimbabue, donde su padre intentaría cumplir el sueño de hacerse granjero, evocando su niñez en los campos del pequeño Colchester idealizado.

Doris se independizó muy joven, con escasos quince años, para liberarse de la rigurosidad y orden castrense de su madre, con quien nunca tuvo una buena relación. Lessing, cosas del destino, fue siempre una mujer muy desordenada.

Al dejar el nido, trabajó de lo que hiciera falta, niñera, telefonista, auxiliar de enfermería; a la par leía literatura clásica y escribía sus primeras obras. Se posicionó siempre en contra del régimen blanco y escribió en consecuencia. Se casó con un funcionario, tuvo dos hijos y se separó.

Se casó una segunda vez con el hombre cuyo apellido ella seguiría usando hasta su muerte, Gottfried Lessing, un refugiado judío. Con él tuvo un tercer hijo, Peter, pero volvió a divorciarse.

Entonces decidió retornar a Inglaterra, dejando a sus hijos en Rodhesia.

«La vida nunca me pareció hermosa».

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En la gris y húmeda tierra de sus padres, Londres, en donde todo parece hecho y perfectamente establecido, lejos de lo salvaje, sola, Lessing empieza a escribir en serio. Pronto aparecerá su primera obra, «Canta la hierba» (1950). Aún faltarán doce años y muchos desencuentros para alcanzar la cima literaria con su novela más celebrada, «El cuaderno dorado» (1962).

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«Lo que tienes que decir, decía Lessing, te dicta la forma». ︎